Me cuestiono mucho porqué hay personas que logran cosas grandes (en términos personales o profesionales) y otras que no. Si bien es cierto que las circunstancias nos favorecen o perjudican, hay personas que a pesar de su historia y sus capacidades cumplen sus sueños y logran cosas extraordinarias.

Con el libro Mindset de Carol S. Dweck, académica de la universidad de Stanford, mi cuestionamiento ha cobrado mayor sentido. Ella dice que las personas tenemos dos tipos de mindset (mentalidad / estado de la mente): fijo y de crecimiento. El fijo nos dice que nuestras capacidades o cualidades son las que nos hacen quienes somos y determinan nuestros logros. El de crecimiento se enfoca más en que, independientemente de nuestras capacidades o cualidades, el esfuerzo es lo que nos determina y nos permite alcanzar nuestros objetivos. 

Observo a personas que han logrado mucho en su vida y creo que hay mucho de razón en lo que dice Dweck. Ella argumenta que aunque algunas personas logran mucho cuando tienen una mentalidad fija, la mentalidad de crecimiento nos permite superar obstáculos y rebasar nuestros “límites”; enfocarnos en las oportunidades. El esfuerzo parece ser un ingrediente clave para el logro de nuestros objetivos. Las personas con mentalidad de crecimiento están constantemente monitoreando lo que sucede a su alrededor con el fin de aprender y tomar acciones constructivas al respecto. 

La mentalidad de crecimiento nos permite superar obstáculos y rebasar nuestros “límites”; enfocarnos en las oportunidades.

Por el contrario, las personas de mentalidad fija están buscando constantemente la aprobación en lo que hacen. Logran avanzar o desarrollarse cuando las cosas están seguras y a su alcance, pero cuando los retos se vuelven muy difíciles (cuando no se sienten inteligentes o talentosos en eso), pierden el interés. 

Todos tenemos cierto nivel de mindset fijo y de crecimiento, dependiendo de qué tema estemos hablando o bajo qué circunstancias nos encontremos. Lo importante es que nos demos cuenta qué promueve que tengamos uno u otro, y busquemos la manera de mejorar y entender los beneficios de cambiar nuestro estado de la mente. La buena noticia es que ahora se sabe que el cerebro es un gran músculo que siempre puede aprender cosas nuevas. El primer paso es saber en dónde están nuestras limitaciones, para luego abrirnos a cambiar nuestro enfoque y ejercer nuestra fuerza de voluntad con disciplina para lograr este cambio.