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En los zapatos del otro

Hace poco más de 58 años el mundo estaba en un momento crucial para el futuro del planeta. En octubre de 1962 la Unión Soviética estableció bases de misiles nucleares en territorio cubano que fueron descubiertos por Estados Unidos. Esto derivó en la llamada Crisis de los Misiles. Está de más decir que el riesgo de un enfrentamiento nuclear entre las entonces dos potencias mundiales representaba un gran riesgo para la humanidad.  

Conscientes del problema, el gobierno de Estados Unidos se vio en la difícil situación de buscar la mejor solución para la crisis. Aunque la mayoría del equipo del entonces presidente John F. Kennedy se inclinaba por una respuesta agresiva, la solución estuvo en algo más profundo: la empatía. De acuerdo con algunos documentos, el Presidente Kennedy, junto con algunos miembros de su equipo, optaron por analizar la situación desde la perspectiva del gobierno de la Unión Soviética para así comprender mejor sus motivaciones, y poder formular posibles soluciones. Gracias a esto fue que se logró una negociación y evitar un devastador escenario.

La empatía es el sentimiento de identificación con algo o alguien, o la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos (Fuente: Real Academia Española) Como en el caso de la Crisis de los Misiles, la empatía puede ser cognitiva, pues es aquella con la que hay una identificación del estado mental de nuestro interlocutor. Pero la empatía puede también ser emocional: cuando sentimos lo que siente la otra persona.

La empatía nos permite ponernos en los zapatos del otro, o ver la vida desde sus ojos, para comprender mejor sus motivaciones, sus miedos, sus sueños, sus emociones y muchas cosas más. Esto nos lleva a comprender mejor su actuar y a saber también cómo lo que nosotros hagamos o no puede tener impacto en la otra persona. 

 

La empatía nos permite ponernos en los zapatos del otro, o ver la vida desde sus ojos, para comprender mejor sus motivaciones, sus miedos, sus sueños, sus emociones y muchas cosas más. 

Me parece interesante darme cuenta que comprender al otro es central para las relaciones humanas y a la vez tan poco aplicado en el entorno laboral. Pocas veces se nos pide o pedimos ver una situación o actitud desde la perspectiva del otro, orillándonos así a tomar decisiones que muchas veces pueden perjudicar a las personas.

Creo que si nos preguntaran en este momento qué es lo que más valoramos, estoy segura que muchos de nosotros diríamos el ser vistos y sobretodo comprendidos por los otros. La velocidad de la vida nos limita a detenernos a ver a los demás y a ponernos en sus zapatos, y ahora la distancia ha hecho de esto un mayor reto. 

Tal como en la Crisis de los Misiles, hoy es un buen momento para detenernos a pensar cómo podemos comprender mejor a las personas con las que trabajamos, para tomar las decisiones que más beneficien a la colectividad y que eviten resultados catastróficos en nuestras organizaciones. 

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